Hemos pasado juntos años muy duros. Años de profunda transformación de los modelos de negocio de la industria turística y años de profunda crisis financiera internacional. Nuestro sector lo ha vivido todo a la vez, la aparición de: internet, los paquetes dinámicos, las aerolíneas de bajo coste, y de los destinos competidores de bajo coste del mediterráneo oriental, han cambiado sin duda las reglas del juego de nuestra industria. Las empresas han sufrido, pero también es cierto que el turismo ha resistido con gran fortaleza una prueba de stress, a la que bien se podría aplicar aquella frase: “la realidad siempre supera a la ficción”, puesto que nadie en el 2.007 hubiese sido capaz de escribir un guión para nuestra industria tan apasionante e imaginativo.
El pasado reciente no ha sido fácil sin embargo se empieza a respirar algo de optimismo gracias a las cifras del próximo verano. Tenemos por primera vez desde el 2.007 una coyuntura más favorable y sabemos por el pasado, que la economía es cíclica y que a los años malos le suceden ciclos de bonanza. Sin embargo, la situación estructural sigue siendo la misma y sería irresponsable no aprovechar la gran oportunidad que tenemos en estos momentos de crisis, antes de que la bonanza temporal nos anestesie con sus efluvios después de un esfuerzo tan largo. Las crisis son transformaciones y permiten que las personas estén dispuestas a comportarse de forma diferente a lo que lo harían en otras condiciones y nuestros mercados nos están pidiendo comportamientos y estrategias diferentes para tener un futuro prospero.
En todos los análisis que he leído del comportamiento de compra del cliente se repite la misma conclusión. En turismo compiten los destinos. El cliente, salvo en casos contados, primero elige el destino en base al posicionamiento o a la oferta de experiencias y luego la empresa de alojamiento en las que quiere disfrutar sus merecidas vacaciones. Si realmente creemos esta afirmación, sería el momento de preguntarse: ¿Quiénes son nuestros verdaderos competidores? ¿El establecimiento de la vuelta de la esquina o los resorts de Turquía y de Egipto?. ¿Tiene sentido seguir compitiendo como hasta ahora o ha llegado el momento de un cambio de paradigma en el que la coopetición sea el origen de la ventaja competitiva de nuestro destino?
Hosbec en mi opinión es el marco ideal en el que las empresas turísticas cooperamos para conseguir una industria más sostenible en términos de rentabilidad, impacto social y medioambiental. Proyectos como: Hosbec Salud que ha elevado el nivel de higiene hídrica y alimentaria del destino u Hosbec Calidad que ha sido clave para introducir la cultura de la gestión de la calidad y medioambiental en nuestros establecimientos, no deben ser más que primeros pasos hacia un nivel de cooperación mayor entre nuestras empresas.
El Invatur está siendo un engranaje clave en este sentido, puesto que está permitiendo hacer realidad proyectos colaborativos como: Travel Open Apps que dotará de herramientas de comercialización a nuestras empresas inimaginables hace unos años o Booking Monitor que mejorará nuestra inteligencia de negocio y nos dotará de unas previsiones de ocupación mucho más precisas, que elevaran la rentabilidad de nuestros establecimientos. Trasladar el éxito de la plataforma de compra de electricidad a nuevos campos en los que cooperar negociando las compras de forma colaborativa de aquellos bienes o servicios que permitan este proceso conjunto puede ser el próximo paso. Estas son algunas ideas y estoy seguro que con la inteligencia colectiva serán muchas más.
Son momentos de competir en equipo. Son momentos de unirnos para generar un destino más fuerte y competitivo, que no tema a los destinos del mediterráneo oriental y las bases están puestas para que este sueño se convierta en realidad.¿Vas a jugar sólo esta partida o te unes para que juntos conquistemos el futuro?. Competir o Coopetir. Esa es la cuestión y es el momento de tomar una decisión. ¿Cuál es la tuya?.