Como comentaba Carlos Esteve existen en estos momentos hoteleros, que se ven obligados a realizar ofertas a precios por debajo de los costes totales de la operación. Esta es una de las constantes de un sector, que se caracteriza por unos costes marginales muy bajos (aquellos que se producen por cada nuevo cliente) y unos costes fijos (recursos humanos, amortizaciones, etc..) muy altos. El problema es que con estas políticas de precios no sólo se perjudican los propios hoteleros que realizan las ofertas. La imagen y la competitividad del destino se desprestigia, puesto que estos hoteles en muchos casos se ven imposibilitados de ofrecer un producto de calidad. Esto es consecuencia de los bajos precios creándose un circulo vicioso, que se refuerza permanentemente y que parece que no tenga final.
¿Que debemos hacer frente a esta situación?
Si decimos, que el mercado expulsará aquellos hoteles que no sean capaces de competir, no estaremos diciendo una mentira. Sin embargo ¿Cuanto tiempo tiene que pasar para que estos hoteles desaparezcan y cual es el coste en imagen del destino que estamos dispuestos a pagar?
Si observamos la estructura finaciera actual de las empresas, nos daremos cuenta que la mayoría de hoteles que puedan responder al perfil de hoteles obsoletos no tienen deuda financiera. Estos hoteles fueron construidos hace muchos años y ya están pagados y amortizados. La conclusión es clara estas empresas pueden aguantar mucho tiempo en el mercado sin beneficios o incluso con perdidas, creando una mala imagen para el destino sino se les ofrece una salida. La salida no es fácil puesto que el hotelero tiene contratos fijos con el personal que tendría que indemnizar y si el hotel está obsoleto lo normal es que nadie lo quiera comprar, por lo que es muy probable que el hotelero permanezca en el mercado como pueda esperando tiempos mejores.
La otra alternativa es que la administración busque una salida a estos hoteles. Hoy en día estamos ante un problema de falta de viviendas. En lugar de seguir ocupando territorio tenemos una alternativa mucho más respetuosa con el medio ambiente, que consiste en reconvertir estos hoteles en edificios residenciales, residencias de tercera edad, o en otros usos. Sin embargo esto no es fácil puesto que los hoteles en la mayoría de planes generales cuentan con otra forma de computar la edificabilidad. De manera que los hoteleros que deseasen reconvertir sus hoteles tendrían que demoler parte del edificio. Tarea complicada y más aún en estructuras que cuentan con más de 30 años. Por lo que sería necesario revisar el planeamiento para facilitar la reconversión de estos hoteles y conseguir mejorar la imagen del destino.
No es necesaria una moratoria que favorecería la planta hotelera obsoleta y que al final conseguiría una reducción del número de visitantes al destino en favor de otros competidores como hemos visto en las Baleares. La política de eliminación de las barreras de salida puede permitir, que se creen plazas nuevas de calidad y a la vez que desaparezacan las obsoletas, produciendose un claro beneficio en general para toda la sociedad. Todos ganan y nadie pierde :-)
domingo, noviembre 21, 2004
Reducir las barreras de salida como política de mejora del valor, la calidad y la rentabilidad del sector hotelero
Publicado por Javier Garcia Cuenca en domingo, noviembre 21, 2004
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